Actualmente existen diferentes tipos de anclaje, con funciones específicas en las construcciones. De acuerdo a las necesidades del proyecto, puede utilizarse anclajes metálicos, químicos y de atornillado reutilizable. A continuación, veremos qué son y cuál es su utilidad.
¿Qué son los anclajes?
Básicamente, son elementos que permiten aumentar la resistencia de las estructuras para evitar que se venza. Existen diferentes tipos, pero los más comunes están formados por barras o cables de acero. Normalmente están constituidos por la placa de apoyo, el bulbo, la longitud libre y la cabeza.
Entre sus usos más comunes están la estabilización de taludes y la contención de excavaciones. En ambos casos, pueden utilizarse anclajes permanentes o temporales, de acuerdo a los requerimientos del proyecto. Además, los anclajes permiten la compensación causada por estructuras enterradas, como en tanques o piscinas. También permite absorber la tracción de las cimentaciones, sin importar cuál sea su tipo, a través del anclaje de estructuras permanentes
Normalmente se utiliza un sistema de perforación para la ejecución de los anclajes. En base al tipo de terreno en el que se tendrá que trabajar se selecciona el tipo de perforador, pudiendo ser de rotación, de accionamiento hidráulico o de percusión. Después que se ha hecho la perforación, se procede a la eliminación de los detritus para que la lechada de concreto sea uniforme y aporte la resistencia adecuada al proyecto.
La ejecución del anclaje será variable en base a las necesidades del proyecto. Por eso, en primer lugar será necesario determinar el tipo más adecuado, pudiendo elegir entre los anclajes permanentes, provisionales, extraíbles, de bulbo y bajo nivel freático.
¿Por qué utilizar el sistema de anclaje?
Una de las razones principales para utilizar el sistema de anclaje es por las ventajas que ofrece. En primer lugar, es posible realizar su ejecución en cualquier tipo de suelo, por lo que puede utilizarse con relativa facilidad en cualquier construcción. Adicionalmente, se produce un movimiento de estructuras mínimo, reduciendo al máximo las posibilidades de colapso durante su ejecución.
En cualquier caso, es importante determinar el tiempo de vida de servicio del anclaje en cuestión. Esto es importante porque permite determinar el material más adecuado para su ejecución. Cabe destacar que la mayoría de los anclajes se utilizan únicamente en algunas fases de la construcción, volviéndose inservibles en el futuro. En este caso se utilizan sistemas de protección anticorrosiva menos resistentes. Básicamente, cuando la vida de servicio del anclaje es menor a 2 años se considera que son temporales.
Por otro lado, los anclajes permanentes se utilizan cuando sostienen estructuras generales de la construcción por un período superior a 2 años. Evidentemente, los materiales que se utilicen deben ser más resistentes a la corrosión. Sin importar el material que se utilice, los tirantes deben ser capaces de transmitir los esfuerzos sin que pierda efectividad el sistema de anclaje. Por ese motivo, lo más habitual es que se utilicen dos barras de protección con la finalidad que si una se daña en la ejecución del anclaje, la otra cumpla la función aislante. Esto minimiza al máximo el efecto de la corrosión y, como resultado, la vida útil del anclaje es mayor.