Existen diferentes técnicas para cimentar una construcción. Es evidente, en vista que existen diferentes tipos de suelo, que no puede usarse una sola técnica para todos los casos. De hecho, cuando la construcción se realiza sobre un terreno de poca cohesión, estabilidad y firmeza, es mejor transferir el peso de la estructura a una zona más estable. Para esto, se utilizan los pilotes in situ.
Los pilotes funcionan de forma similar a los muelles al lado de un río o una playa. En estos casos, la construcción queda sobre una plataforma que no está sostenida por la superficie inmediata, que en el caso de un muelle sería el agua. Más bien, el peso se transfiere a una zona más sólida, por debajo de las superficies inviables para construir. Algo similar ocurre con los pilotes, pues se introducen a través de terrenos blandos hasta alcanzar superficies firmes y así se transfiere todo el peso de la construcción a una zona más estable.
También suelen ser útiles cuándo existen mantos acuíferos subterráneos que harían inviable la construcción de estructuras con las técnicas convencionales. En este caso, mientras el nivel freático no presente ningún problema, es posible introducir pilotes en la superficie del suelo, atravesar el manto acuífero y alcanzar una superficie sólida que sostenga a la estructura final. En cualquier caso, los pilotes in situ son una solución adecuada de cimentación profunda.
Ejecución de los pilotes in situ.
Como es de esperar, la ejecución de pilotes in situ requiere maquinaria especializada capaz de perforar el terreno donde se colocarán. Por este motivo, es necesario contar con espacio suficiente tanto para introducir la maquinaria como para colocarla. Por lo tanto, no pueden existir obstrucciones superiores que impidan el levantamiento del equipo de perforación a rotación. Habitualmente, esta maquinaria está conformada de una hélice continúa, que requerirá espacio suficiente para su maniobra.
Después de instalar la maquinaria en el sitio adecuado, se procede a la perforación del terreno. El primer paso será aplomar correctamente la hélice para garantizar el mayor nivel de soporte posible. Posteriormente, la hélice continua empezará a perforar el suelo mediante un sistema que permite retirar el material resultante al mismo tiempo que se realiza la perforación. Una vez finalizada esta etapa, se introduce el material de limpieza, que en muchos casos no es más que agua aplicada a presión.
Una vez comprobada la resistencia de la superficie donde descansará el pilote, se procede a utilizar bombas de hormigón para rellenar la perforación previamente hecha. Habitualmente esto se hace mediante un proceso inverso, en el que se va inyectando el material desde el fondo de la perforación. Entonces se procede a elevar la hélice unos pocos centímetros para evitar que entré en contacto con el hormigón y, al mismo tiempo, evitando algún tipo de derrumbe que pueda reducir la resistencia de la cimentación. Este proceso continúa hasta que finalmente la hélice es retirada y la perforación queda completamente llena de hormigón. El número necesario de pilotes in situ que se utilizarán variará en base a factores relacionados con la construcción final y las características del terreno.